¿Donde reside realmente la profundidad de los cambios?
El ecosistema
comunicativo entramado en la cultura digital es nuevo y real. ¿Cómo afecta a la escuela? ¿ Nos hemos preguntado a caso cual es su impacto en la praxis comunicativa del aula?
En este momento se precisa discernir un nuevo modelo comunicativo tanto para la implementación de las tecnologías digitales en el aula como para la identificación curricular de la competencia informacional y digital.
Para poder comprender la densidad de las transformaciones que estamos experimentando necesitamos enmarcar estas dos cuestiones bajo el prisma que la verdadera revolución afecta a la “comunicación”, al uso de lenguajes diversos que implican connotaciones comunicativas nuevas y peculiares. Así pues la tecnología asume una función mediadora no nuclear.
Porque hay grietas que anuncian los cambios. Algo se rompe en el aula porque esta está alejada de la realidad. Y lo peor es que cada día estas grietas pueden ser mas grandes porque evidencian la existencia de una brecha enorme entre la forma que tiene la escuela de transmitir (el modelo de comunicación) y la forma como perciben el mundo y se comunican los jóvenes.
En primer lugar hay que valorar esta realidad. Ser conscientes que este es el verdadero reto que nos plantea la cultura digital. No es una cuestión solo de haber de incorporar tecnología, de implementar las TIC…. No es una cuestión de modernizar la escuela sino de resituar la escuela en la realidad social que vivimos. Sino... ¿Cómo va a ser útil? ¿Cómo va a poder realizar las funciones que tiene encomendada?
No basta en utilizar didácticamente las herramientas digitales. Las aplicaciones múltiples, Internet y las redes sociales … todas ellas son tecnología que media una nueva forma de representar (escribir y crear) el mundo, de comunicar (difundir, redistribuir, irradiar) lo representado y de percibir (de leer y de aprender) En definitiva: una nueva forma de interactuar con la realidad.
Los cambios que se deben efectuar en el aula no son únicamente cambios metodológicos sino prioritariamente cambios en la manera de pensar del profesorado. Resituar la escuela en la realidad es cambiar la concepción actual sobre cómo se transmiten los saberes. Es abrirse a los nuevos modos y lenguajes disponibles para comunicar. Es vencer los miedos del poder de la imagen y de la oralidad mediada y descubrir todo su potencial educativo, no solo como recursos didácticos que permiten hacer cosas de forma distinta, sino principalmente como canales de comunicación que posibilitan acceder, crear y difundir contenidos.
El primer reto afecta al maestro, a su persona, como individuo. A la necesidad de resituarse como ciudadano en un nuevo ecosistema comunicativo. No es solo un tema de formar al profesorado en el uso de herramientas TIC, sino principalmente de conducirlo y animarlo a la experiencia de incorporar estas nuevas potencialidades comunicativas en sus vidas. Al mismo tiempo se precisa una reflexión colectiva sobre las dificultades y problemáticas propias de la cultura digital.
En primer lugar hay que valorar esta realidad. Ser conscientes que este es el verdadero reto que nos plantea la cultura digital. No es una cuestión solo de haber de incorporar tecnología, de implementar las TIC…. No es una cuestión de modernizar la escuela sino de resituar la escuela en la realidad social que vivimos. Sino... ¿Cómo va a ser útil? ¿Cómo va a poder realizar las funciones que tiene encomendada?
No basta en utilizar didácticamente las herramientas digitales. Las aplicaciones múltiples, Internet y las redes sociales … todas ellas son tecnología que media una nueva forma de representar (escribir y crear) el mundo, de comunicar (difundir, redistribuir, irradiar) lo representado y de percibir (de leer y de aprender) En definitiva: una nueva forma de interactuar con la realidad.
Los cambios que se deben efectuar en el aula no son únicamente cambios metodológicos sino prioritariamente cambios en la manera de pensar del profesorado. Resituar la escuela en la realidad es cambiar la concepción actual sobre cómo se transmiten los saberes. Es abrirse a los nuevos modos y lenguajes disponibles para comunicar. Es vencer los miedos del poder de la imagen y de la oralidad mediada y descubrir todo su potencial educativo, no solo como recursos didácticos que permiten hacer cosas de forma distinta, sino principalmente como canales de comunicación que posibilitan acceder, crear y difundir contenidos.
El primer reto afecta al maestro, a su persona, como individuo. A la necesidad de resituarse como ciudadano en un nuevo ecosistema comunicativo. No es solo un tema de formar al profesorado en el uso de herramientas TIC, sino principalmente de conducirlo y animarlo a la experiencia de incorporar estas nuevas potencialidades comunicativas en sus vidas. Al mismo tiempo se precisa una reflexión colectiva sobre las dificultades y problemáticas propias de la cultura digital.