miércoles, 9 de marzo de 2016

La complejidad organizativa y la cultura de trabajo del centro inciden sobremanera en el desarrollo y consolidación de su biblioteca escolar

Las bibliotecas escolares precisan un salto cualitativo, tenemos un modelo claro y definido pero existen factores de vulnerabilidad muy relevantes que no permiten su plena consolidación. Hay aspectos que son responsabilidad de la administración educativa, pero otros no. ¿Cúales son estos otros?

El objetivo que perseguimos es que las bibliotecas escolares ocupen un lugar relevante en el centro. No pueden ser un espacio prescindible dentro de la organización escolar y del proyecto educativo. ¿De qué depende que lo sean o no?

La complejidad organizativa y la cultura de trabajo del centro inciden sobremanera en el desarrollo y consolidación de su biblioteca. Como indica José García Guerrero en su artículo “Bibliotecas escolares a examen” (2005), este es el aspecto diferenciador de la biblioteca escolar, su peculiaridad. Y determina la existencia de una gran diversidad de situaciones de desarrollo y concreción del modelo establecido.

Partiendo de esta realidad que condiciona y caracteriza la biblioteca escolar, tendriamos que analizar qué aspectos de "la cultura escolar" y de "la cultura profesional"  pueden favorecer un desarrollo estable de la biblioteca escolar y facilitar así su consolidación. 

Las dificultades están ahí. Se precisa cambios en la cultura organizativa de los centros . José García Guerrero (2005) considera: " Hay evidentes dificultades para desarrollar la autonomía pedagógica en los centros, encontrando obstáculos cualquier proyecto que suponga modificaciones de carácter organizativo. A veces el funcionamiento regular de la biblioteca escolar no es sólo cuestión de falta de medios, sobre todo humanos, sino de avivar una actitud innovadora, utilizar la imaginación, modificar algunos aspectos metodológicos y trabajar en equipo, de forma colegiada".

Porqué en la práctica, la escuela no se concibe como un centro profesional (como un conjunto) sino como una suma de acciones individuales. Para que la escuela cambie hace falta más trabajo colegiado de los profesores, más cultura de equipo que mejore el sentimiento de adhesión a la escuela. No solo de los maestros, sino también de los alumnos y las familias.

El malestar del profesorado tiene mucho que ver con no sentirse apoyados por el contexto de trabajo. Los equipos docentes comparten poco y trabajan poco coordinados. Hay que vivir en la escuela de forma más cooperativa y menos individual.  El eje de estos cambios seria dotar de más autonomía a los centros para que diseñen un proyecto propio y se organicen en función de él.

La cultura colaborativa es un factor básico para el desarrollo de la biblioteca escolar. Se precisa para ello estrategias de coordinación y cooperación entre los diferentes agentes escolares, así como facilitar un marco de actuación común.  En este sentido podríamos considerar la dimensión social o comunitaria de la biblioteca escolar como una dimensión imprescindible, ya que sin ella las otras dimensiones (curricular y pedagógica) son de difícil implementación al servicio del proyecto de centro.