Uno de los objetivo de la biblioteca escolar es hacer posible el descubrimiento de lecturas y el encuentro personal con el libro. Su espacio físico puede garantizar un ambiente que lo propicie y su entorno virtual un contexto que lo retroalimente.
Si en Educación Primaria se incide en desarrollar un lector autónomo con una invitación a la lectura directa y un programa de actividades dinamizadoras, en Secundaria haremos hincapié en el desarrollo de un lector social que descubre el valor de la lectura porqué es una actividad compartida.
En estas edades el uso de la biblioteca se abre a otras posibilidades que van más allá de la hora de lectura personal o la actividad dirigida por el maestro. Desde la biblioteca podemos facilitar que nuestros jóvenes puedan experimentar esta dimensión de la lectura más social, percibiendo que son ellos los verdaderos protagonistas. Una experiencia que les permitirá sentir que forman parte de una comunidad lectora con referentes y complicidades mutuas.
La construcción de un lector social (que lee y comparte lo que lee) también implica como considera el escritor y pedagogo Joan Portell "desarrollar un lector que tenga, al finalizar su educación básica obligatoria, la voluntad y capacidad de leer el mundo que lo rodea, de construir su propia opinión siendo autónomo en su pensamiento y de actuar y saber cómo hacerlo ante los retos que afrontará a lo largo de su vida".
Todas estas consideraciones confluyen en dos estrategias metodológicas básicas a tener en cuenta desde las bibliotecas escolares:
En estas edades el uso de la biblioteca se abre a otras posibilidades que van más allá de la hora de lectura personal o la actividad dirigida por el maestro. Desde la biblioteca podemos facilitar que nuestros jóvenes puedan experimentar esta dimensión de la lectura más social, percibiendo que son ellos los verdaderos protagonistas. Una experiencia que les permitirá sentir que forman parte de una comunidad lectora con referentes y complicidades mutuas.
La construcción de un lector social (que lee y comparte lo que lee) también implica como considera el escritor y pedagogo Joan Portell "desarrollar un lector que tenga, al finalizar su educación básica obligatoria, la voluntad y capacidad de leer el mundo que lo rodea, de construir su propia opinión siendo autónomo en su pensamiento y de actuar y saber cómo hacerlo ante los retos que afrontará a lo largo de su vida".
Todas estas consideraciones confluyen en dos estrategias metodológicas básicas a tener en cuenta desde las bibliotecas escolares:
- El punto de partida de las actividades son los alumnos y no los libros o los textos. Nuestro objetivo es acercar los alumnos (a partir de sus intereses y niveles lectores) a los textos literarios con propuestas de lectura concretas pero diversificadas (itinerarios lectores, "tráilers" de obras, "constelaciones" literarias. ...)
- El docente no es el único agente mediador entre los libros y los lectores. Hemos de considerar más elementos. La tarea de "mediación" también recae en los mismos libros (con la lectura de fragmentos) y en los propios alumnos con las recomendaciones entre iguales.