¿Qué tipos de situaciones de aprendizaje apoya la biblioteca escolar? ¿Cuáles son las estrategias metodológicas vinculadas a estas situaciones de aprendizaje? ¿Qué orientaciones hay que tener en cuenta?
El uso de la biblioteca y sus materiales ha de estar contextualizado.Se barajan múltiples posibilidades. La propuesta de utilización didáctica de la biblioteca o de sus recursos en el aula, puede venir desde una materia o disciplina concreta, desde una área curricular o bien desde un proyecto interdisciplinar.
La actividad también puede ser enmarcada en el contexto de un nivel educativo, un ciclo o a nivel general de centro. Así pues, la biblioteca no se vincula solo a un ámbito del sistema escolar o a un único departamento didáctico, sino a su totalidad.
La biblioteca escolar lleva a cabo un apoyo a las programaciones y proyectos de trabajo de aula. Para ello es necesario establecer una continua interacción entre el aula y la biblioteca, que remita a planificar intervenciones según el contenido de los proyectos de trabajo.
Debemos considerar que el enfoque competencial demanda que el proceso didáctico plantee actividades y proyectos en que el alumnado se enfrente a situaciones concretas, resuelva problemas y construya cosas reales utilizando los conocimientos y habilidades adquiridos.
Se requieren estratégicas metodológicas que permitan promover y desarrollar competencias referidas al tratamiento de la información y a la utilización del conocimiento.
Ello implica que el estudiante:
- Resuelva situaciones en contextos escolares y vitales cotidianos a partir de la búsqueda de información relevante.
- Construya nuevos conocimientos vinculados a la resolución de situaciones.
- Aplique y adapte estrategias diferentes al proceso de resolución de problemas.
- Adquiera confianza en sus posibilidades y disfrute en el trabajo individual y colectivo.
Estas capacidades se desarrollaran haciendo que la investigación sea una forma de aprender. El aprendizaje por investigación y problematización empieza planteando preguntas sobre el contenido que hay que investigar, continúa con la búsqueda de la información y el contraste de fuentes, y se completa con su comunicación y difusión.
La investigación ayuda así a superar el formato predefinido del libro de texto o de las soluciones preestablecidas y ubica a los estudiantes dentro del proceso de aprendizaje en el que, a partir de una variedad de fuentes, deben construir su propia comprensión y asumir la necesidad y obligación de compartir sus avances.
En este tipo de aprendizaje, el alumno asume un papel más activo en la toma de decisiones, ya sea para obtener documentación necesaria, realizar observaciones, elaborar una hipótesis. Aunque la labor del profesor sigue siendo imprescindible y necesaria para estructurar, guiar y orientar dichas actividades hacia ciertos fines mínimos indispensables de aprendizaje.
En general, en todas estas propuestas, lo más importante sigue siendo que los alumnos cuenten con las ayudas necesarias para que realicen las actividades constructivas de la mejor manera posible. Los objetivos últimos seguirán siendo la promoción de aprendizajes significativos y el desarrollo de habilidades de aprender a aprender, creando las situaciones de apoyo que sean necesarias para conseguirlo.
Texto extraído del libro:
Durban Roca, Glòria. La biblioteca escolar, hoy. Un recurso estratégico para el centro. Barcelona: Graó, 2010.