Realmente los lazos de conexión entre la biblioteca pública y la biblioteca escolar son muchos. Necesitamos de su vinculación y del establecimiento de zonas de cooperación bibliotecaria en todos los municipios, pues nos unen los mismos compromisos sociales.
La sociedad red y sus características nos demanda agentes mediadores y educativos donde el fomento del desarrollo cultural esté vinculado al desarrollo personal y social de la ciudadanía. El establecimiento de zonas de cooperación bibliotecaria permite poder unir todos los esfuerzos en esta cuestión.
La biblioteca pública se debe al objetivo fundamental del fomento de la "lectura pública", objetivo fundacional en el inicio de su devenir y plenamente vigente en la actualidad. Maria Moliner en su carta A los bibliotecarios rurales que se publicó en Valencia en 1937 como prólogo a las "Instrucciones para el servicio de pequeñas bibliotecas" indica:
".. El bibliotecario, para poner entusiasmo en su tarea, necesita creer en estas dos cosas: en la capacidad de mejoramiento espiritual de la gente a quien va a servir, y en la eficacia de su propia misión para contribuir a este mejoramiento... "
Realmente la preocupación por la" lectura pública" ha sido el aspecto nuclear del desarrollo de las bibliotecas públicas y escolares. Es interesante para valorar esta cuestión la lectura del artículo La preocupación por la lectura pública en España:las bibliotecas «populares». De las Cortes de Cádiz al plan de bibliotecas de MaríaMoliner. de J.A. Gómez Hernández publicado en la Revista General de Información y Documentación. Vol. 3. No 2 (1993).
En la conclusión final J.A. Gómez proporciona las ideas básicas:
La sociedad red y sus características nos demanda agentes mediadores y educativos donde el fomento del desarrollo cultural esté vinculado al desarrollo personal y social de la ciudadanía. El establecimiento de zonas de cooperación bibliotecaria permite poder unir todos los esfuerzos en esta cuestión.
La biblioteca pública se debe al objetivo fundamental del fomento de la "lectura pública", objetivo fundacional en el inicio de su devenir y plenamente vigente en la actualidad. Maria Moliner en su carta A los bibliotecarios rurales que se publicó en Valencia en 1937 como prólogo a las "Instrucciones para el servicio de pequeñas bibliotecas" indica:
".. El bibliotecario, para poner entusiasmo en su tarea, necesita creer en estas dos cosas: en la capacidad de mejoramiento espiritual de la gente a quien va a servir, y en la eficacia de su propia misión para contribuir a este mejoramiento... "
Realmente la preocupación por la" lectura pública" ha sido el aspecto nuclear del desarrollo de las bibliotecas públicas y escolares. Es interesante para valorar esta cuestión la lectura del artículo La preocupación por la lectura pública en España:las bibliotecas «populares». De las Cortes de Cádiz al plan de bibliotecas de MaríaMoliner. de J.A. Gómez Hernández publicado en la Revista General de Información y Documentación. Vol. 3. No 2 (1993).
En la conclusión final J.A. Gómez proporciona las ideas básicas:
"La biblioteca pública aparece en el siglo XIX como una necesidad social asociada a las políticas educativas y de extensión cultural que forman parte de un periodo en el que la sociedad española comienza un proceso llamado de modernización. El estado se va haciendo cargo de esa necesidad, recogiéndola en la legislación, pero los proyectos quedarán casi siempre inconclusos, afectados por la oscilación política, la falta de armonía de una estructura social caracterizada por extremas desigualdades sociales, la existencia de fuerzas opuestas a la modernización, y la insuficiencia de recursos. La política de instrucción pública que incluye la política bibliotecaria es ejercida sobre todo por los sucesivos proyectos revolucionarios o progresistas, que relacionan liberación humana con educación y bibliotecas.
Las bibliotecas públicas municipales, que durante casi todo el periodo son las llamadas populares, y unidades básicas de lo que sería el sistema de lectura pública, nacen asociadas al maestro y a la escuela. Esto hará que no se distinga, hasta la referencia del Plan de María Moliner, a la necesidad de bibliotecas propiamente escolares, complementarias pero diferentes de la biblioteca pública, y que prácticamente no existen hasta la intervención del Patronato de Misiones Pedagógicas, que crea algunas.
La escasa dotación de las escuelas de primera enseñanza retrasará la modernización de las estructuras sociales y la ruptura de las dinámicas de dominación cultural. No va a quedar presupuesto para la biblioteca escolar, cuando aún la municipal ubicada en la escuela va a perdurar en función del voluntarismo de los alcaldes y maestros de turno. El modelo de biblioteca «popular» del XIX culmina en España en 1939, con la propuesta de Maria Moliner, truncada por la derrota republicana, que impide su institucionalización definitiva.
Pero a partir de los años cuarenta se vislumbra la necesidad de un nuevo modelo de biblioteca pública que atienda las necesidades de los ciudadanos en la «sociedad de la información»: una biblioteca que proporcione información documental en los distintos soportes, también a distancia, que inicie en los hábitos lectores, que a través de las tecnologías supere las barreras espacio- temporales, que logre la educación continua, muy abierta a los flujos e intereses del entorno, etc.
La biblioteca ya no tiene como misión exclusiva el fomento de la lectura pública —siendo éste un objetivo fundamental, no suficientemente cubierto ni siquiera en la actualidad—, evolucionando su concepción de acuerdo a las directrices y pautas señaladas fundamentalmente por la Unesco".