Ilustración de Greg Clarke |
Urge resituar en primer lugar los elementos que afectan a su dimensión física sostenida por las premisas de la cultura industrial que ahora se presentan caducas y obsoletas.
Las bibliotecas ya no pueden ser conceptualizadas como entornos híbridos vinculados al uso de las TIC, sino más bien deben desarrollarse como centros ubicuos insertados en la vida cotidiana de la comunidad a la que sirven.
La ubicuidad que significa dualidad, no es en este caso un adjetivo que caracteriza a la biblioteca sino un sustantivo que la constituye. La biblioteca escolar actúa así de forma indistinta en el entorno presencial y en el entorno virtual.
La ubicuidad que significa dualidad, no es en este caso un adjetivo que caracteriza a la biblioteca sino un sustantivo que la constituye. La biblioteca escolar actúa así de forma indistinta en el entorno presencial y en el entorno virtual.
El cambio es relevante porque hablar de "sociedad dual" significa considerar que ya no existe una frontera definida y separadora entre los dos entornos sino una retroalimentación. Vamos y venimos del entorno digital al físico y del físico al digital. Ello no duplica sino que enriquece y expande nuestras acciones. La biblioteca escolar no puede desarrollarse de espaldas a esta realidad ya que es la que viven de forma cotidiana alumnos, profesores y familias.
El futuro de la biblioteca escolar pasa por llevar a cabo una transformación real de las bibliotecas en su dimensión física. El espacio físico ha de ser versátil y acogedor y los entornos virtuales interactivos y multimodales. Ahora la biblioteca no es solo “colección” sino principalmente “un servicio continuo de mediación de contenidos relevantes”, físicos y/o digitales. Aquí es donde hay que focalizar las acciones. La comunidad educativa y sus necesidades configuran el foco de atención que articula toda la actividad de apoyo y mediación de la biblioteca escolar.
Porqué la “colección” aunque sea dinámica y cambiante en función de las necesidades especificas de los usuarios (aprendices y docentes en nuestro caso) deja de ser el núcleo a partir del cual la biblioteca organizaba sus servicios y dinamizaba su uso.
Porqué la “colección” aunque sea dinámica y cambiante en función de las necesidades especificas de los usuarios (aprendices y docentes en nuestro caso) deja de ser el núcleo a partir del cual la biblioteca organizaba sus servicios y dinamizaba su uso.
Ahora no importa donde estén los recursos, porque su accesibilidad es posible desde muchos lugares. Lo relevante es mediar el encuentro con los recursos, con determinados recursos. Facilitar que se produzcan "hallazgos", la biblioteca ha de provocarlo, estimularlo, iniciarlo, inducirlo...
El futuro de la biblioteca escolar se argumenta en su función mediadora y formadora, que es en esencia aquello que ha fundamentado de forma permanente su sentido y razón de ser. Aunque esta función siempre ha existido intrínseca, ahora debe ser explicita y reconocida por su extraordinaria relevancia social. Así pues la función mediadora y formativa aparece como el aspecto fundamental que marca el futuro y posibilidad de la biblioteca escolar en la sociedad contemporánea.