En la última década el sector bibliotecario ha realizado valiosas aportaciones para articular la formación en “habilidades informacionales” desde las bibliotecas con la elaboración de modelos y normas de gran interés. Bajo el término “Alfabetización informacional” o ALFIN se aglutinan las iniciativas formativas que este sector realiza sobre la cuestión en diversos contextos (biblioteca pública, bibliotecas especializadas y bibliotecas universitarias).
Pero el ámbito educativo, por su esencia y finalidad, precisa para ello una conceptualización distinta vinculada no a las funciones de las bibliotecas y sus aportes en la actual sociedad de la información sino al marco curricular competencial que caracteriza los programas escolares. La articulación de competencias básicas transversales a las que las diversas disciplinas y todos los agentes escolares se deben en sus programaciones de aula, marcan un punto de inflexión para los centros educativos y los equipos docentes, en referencia tanto a la educación en información como a la formación en el uso de las tecnologías digitales.
Actualmente la diversidad de enfoques y perspectivas aportan más confusión que no vías útiles de desarrollo porqué son visiones parciales y fragmentadas. Se precisa poder converger para avanzar. Necesitamos conceptualizar de forma global y sistémica todos los aspectos vinculados a la educación en información contemplando también su mediación tecnológica, los aspectos cognitivos y comunicativos que deben ser movilizados así como también los elementos personales vinculados a la autonomía en el saber hacer.
Así pues el término “competencia informacional” resulta útil para denominar el desarrollo de las capacidades que movilizan conocimientos, habilidades y actitudes relacionadas con el uso de la información en los procesos correspondientes de búsqueda, tratamiento y comunicación.
La competencia informacional si se articula bajo este prisma puede actuar como elemento catalizador e integrador en un momento en el que estamos presenciando en los diversos discursos dominantes un despliegue de cada una de las competencias básicas que incorpora elementos propios y no enfatiza en la convergencia y relación.
En este sentido necesitamos un modelo que nos permita desplegar la competencia informacional a un nivel de concreción operativo. No puede ser que hablar de competencia informacional sea una cuestión teórica y alejada de las aulas. Ha de ser una cuestión suficientemente práctica para abordar en las programaciones de aula permitiendo entrecruzar de forma clara cuatro de los ocho competencias básicas. Y promover con ello una acción coordinada y corresponsable.
La pregunta es… ¿cómo podemos articular un modelo que sea integrador?.. ¿Sobre qué elemento vamos a hacer pivotar todos los contenidos implicados en la competencia informacional para desplegar un currículum especifico que nos ayude a su desarrollo? ¿Qué va estructura ese modelo?
Lo puede estructurar el ciclo de la información (el acceso, tratamiento y comunicación) pero cruzado con el ciclo del aprendizaje. De este modo vemos que lo relevante son las capacidades lingüísticas, comunicativas y cognitivas a desarrollar para la recuperación, procesamiento, comprensión eficaz de la información así como la elaboración no de más información sino de conocimiento personal. Esta es la propuesta del modelo de las Tres Fases.
Web Competencia informacional: del currículum a l'aula.