lunes, 23 de mayo de 2016

Trazando caminos de posibilidad. Visualizar la biblioteca escolar como algo más que un centro de recursos

Actualmente la existencia de bibliotecas en los centros escolares depende de la existencia o no de una corresponsabilidad educativa en los equipos docentes para su desarrollo y del compromiso del centro para el fomento de la lectura vinculado a la idea de comunidad lectora.

En este sentido, si es así, hay que visualizar la biblioteca de otro modo, hay que ir más allá del concepto de biblioteca como un centro de recursos y abrir las puertas a su dimensión social y comunitaria. Es su verdadera misión. Se trata de considerar a la biblioteca escolar como agente educativo, llevando a cabo las cuatro funciones básicas que el modelo actual ya le otorga dentro de la escuela:
  1. La dinamización de la lectura.
  2. La formación en competencias vinculadas a la gestión de la información y el conocimiento.
  3. La mediación en contenidos y recursos para las aulas.
  4. La acción compensadora y socializadora dentro de la comunidad.
Desde esta prespectiva se pueden trazar caminos de posibilidad contemplando diferentes escenarios, porqué la relevancia y valor de una biblioteca en un centro educativo radica en la capacidad real que pueda tener el propio centro de activarla. Esto significa situar su acción en el ámbito curricular y determinar un modelo de gestión que permita su encaje en el sistema organizativo del centro.

Para realizar este paso decidido ha de haber una voluntad colectiva, el propósito de implementar la biblioteca como un recurso estratégico para el desarrollo del Proyecto de Centro en aspectos clave como son el fomento de la lectura y la formación en competencias vinculadas al uso de la información.

Los centros educativos necesitan por parte de la administración educativa orientaciones y pautas para la implementación de bibliotecas escolares bajo esta prespectiva, considerando la especificidad de cada etapa educativa pero también los cambios sociales que han afectando de lleno las prácticas lectoras e informativas de nuestros alumnos en la última década. Las orientaciones y propuestas de acción deben acompañarse de un marco teórico y de ejemplificaciones prácticas que den visibilidad a la tarea que se está realizando actualmente en las bibliotecas de centros educativos tanto públicos como concertados.

Todo esto debería permitir a la biblioteca poder encontrar su lugar dentro de la estructura organizativa escolar considerando tanto el rigor profesional que requiere la gestión de una infraestructura bibliotecaria como las necesidades concretas del contexto propio del centro.