La biblioteca escolar como agente socializador genera dinámicas de relación y colaboración dentro de la comunidad educativa pero también con el entorno donde está ubicado el centro. Dinámicas que fomentan la interacción y la participación, facilitan la cohesión social, y promueven en nuestro alumnado valores democráticos tan importantes como la convivència y la cooperación interpersonal y comunitaria.
Así pues la biblioteca escolar promueve la interacción y la participación considerando diferentes escenarios. Y lo hace para desarrollar contextos culturales participativos que generen experiencias no únicamente formativas, sino también de sociabilidad.
Esta función socializadora de la biblioteca escolar puede articularse no solo a través de la realización de programas de extensión cultural o de actuación compensatoria, sino también abrazando una visión más amplia de las posibilidades que disponemos para poder conectar la vida escolar con la realidad social y cultural del entorno.
Esta es una tarea de proyección cultural que trasciende el marco estrictamente escolar, y permite conectar al alumnado con el contexto cultural que le rodea. Actuar de puente facilitador y agente conector desde la escuela, Pero no podemos olvidar que aunque el entorno inmediato sea rico en propuestas e iniciativas, éstas no resultarán efectivas dentro del contexto escolar si no hay una clara voluntad de implicación de la comunidad educativa y del equipo docente.
En este sentido quien establece los vínculos de relación y participación con el entorno es el centro educativo, no la biblioteca por ella misma, La biblioteca lo realiza desde la voluntad del centro, es el mismo centro quien le otorga esta responsabilidad. La biblioteca es utilizada como un instrumento catalizador y al mismo tiempo dinamizador de estos vínculos,
Es por eso que la biblioteca escolar en este ámbito puede desarrollar una tarea de coordinación docente que permita planificar y organizar de forma estable las acciones que generan vínculos con el entorno en el ámbito cultural y de fomento de la lectura.
Así pues las bibliotecas escolares son agentes claves para permitir que los centros educativos establezcan vínculos de colaboración o cooperación con las instituciones culturales y los programas municipales que tienen una relación con la lectura.
El modelo de participación se vincula al establecimiento de zonas de cooperacion bajo proyectos especificos impulsados por las entidades educativas o culturales del mismo territorio que tienen capacidad de generar y proponer propuestas colaborativas con las diversas entidades socioculturales y educativas del entorno como pueden ser los otros centros educativos de la zona, el Ayuntamiento, los Centros de Profesorado o las bibliotecas públicas.