domingo, 24 de febrero de 2013

Articulación de programas formativos. Una posibilidad que puede llevar a cabo el centro educativo, con el apoyo de la biblioteca escolar, para abordar el desarrollo de la competencia informacional de forma concreta y partiendo de situaciones especificas

La competencia informacional precisa para su sistematización de un mapa de transversalidad que facilite visualizar de forma clara la implicación y corresponsabilidad en su desarrollo de cada una de las áreas curriculares.

A ello responde el Modelo 3.3.3  que con su estructura en tres fases y despliegue en capacidades, habilidades y destrezas, permite al profesorado poder realizar una secuenciación coherente de la competencia informacional en el centro educativo que favorezca su programación integrada y su singularización en las programaciones de cada etapa o nivel educativo.

En relación a esta cuestión la articulación de programas formativos para el desarrollo de la competencia informacional desde la biblioteca escolar, es una acción que nace de esta consideración. Se configura como una posibilidad que puede llevar a cabo el centro educativo, con el apoyo de la biblioteca escolar, para abordar el desarrollo de la competencia informacional de forma concreta y partiendo de situaciones especificas donde los alumnos han de interactuar con la información, en la búsqueda, en el tratamiento y en la comunicación de información o conocimiento personal. 

Esta propuesta referente a los programas formativos responde a la finalidad de hacer realidad, garantizar y graduar en el centro educativo para todos los niveles, las intervenciones relacionadas con las competencias y actitudes para seguir aprendiendo a lo largo de toda la vida, el tratamiento de la información y la competencia digital. Todo ello bajo el concepto de "competencia informacional" que permite encauzar en una misma hoja de ruta cuestiones que se abordan en el centro educativo desde diversos ámbitos. El Modelo 3.3.3 posibilita que todas puedan confluir en una misma propuesta curricular.

Así pues hay que considerar que una cosa es disponer de un modelo para articular la competencia informacional, que la concepetualiza y la define, y la otra es concretar una propuesta para desarrollar la competencia informacional considerando dos elementos como son la vinculación a los objetivos y contenidos de las áreas y las posibilidades de apoyo curricular de la biblioteca escolar.

Los programas formativos relacionados con la competencia informacional son una posibilitad de implementación que nace de la consideración que un mayor liderazgo de la biblioteca escolar en la acción pedagógica y en el desarrollo del proyecto educativo propiciaría en el centro que una determinada estructura, conceptualizada como agente interdisciplinar, garantizara mínimos de entrenamiento al alumnado en habilidades de localización, análisis, evaluación y uso de la información.

Pero estos programas han de contemplar y mostrar su vinculación directa con el currículum escolar, ya que sólo partiendo de los objetivos y contenidos de las áreas y de la valoración de su contribución al desarrollo de las competencias básicas, este trabajo tendrá sentido. Para ello el Modelo de las tres fases(3.3.3) resulta de gran utilidad porqué posibilita encontrar las intersecciones existentes de los contenidos implicados en las materias de más peso curricular en referencia a la competencia informacional y enlazar con los contenidos de los programas.

El proceso seguido para su articulación en la publicación: "Programas para el desarrollo de la competencia informacional articulados desde la biblioteca escolar" responde a un proceso constituido por tres etapas de desarrollo. 

En la primera se han determinado sus objetivos y contenidos configurando diversos componentes para cada uno de los dos programas formativos que se proponen en este documento siguiendo la estructura básica de las tres fases del Modelo 3.3.3. Cada componente responde a un objetivo básico de aprendizaje. En la segunda etapa se han desplegado los contenidos de cada componente en bloques específicos considerando las orientaciones didácticas competenciales y los contenidos de las áreas curriculares vinculados a la competencia informacional. Estos bloques contienen los contenidos específicos que permitirán pautar el diseño de las actividades y realizar una programación progresiva.

La tercera etapa responde al proceso de implementación que deben realizarse en cada centro educativo, un proceso que incluye en primer lugar el compromiso de las áreas, así como el establecimiento de las vías de actuación o tiempo lectivo para el desarrollo de los programas. Una vez establecidos estos acuerdos compartidos hay que iniciar un proceso de secuenciación por niveles de los contenidos de los programas. Es aconsejable realizar este trabajo de forma paulatina en función de los componentes o ámbitos que cada centro determine llevar a cabo cada curso escolar.