Porqué la escuela no puede dejar de ser considerada fundamental. Para ello es necesario llevar a cabo acciones de mejora que incidan en este aspecto nuclear. Hay que (re)plantear la misión de la escuela aunque ello represente una transformación del discurso que hasta ahora la argumentaba. Como indica el pedagogo italiano Francesco Tonucci (2008) “la misión principal de la escuela ya no es enseñar cosas” pues la mayor parte de los conocimientos ya están accesibles desde varias vías, instrumentos y entornos.
La escuela no puede ignorar que en referencia a la transmisión de conocimientos la sociedad cuenta hoy con dispositivos de almacenamiento, clasificación, difusión y circulación mucho más versátiles, disponibles e individualizados.
La escuela para llevar a cabo su acción formativa y socializadora no puede competir con todo ello, más bien tiene que actuar considerando que los entornos de aprendizaje se han diversificado. Así pues tiene que actuar decididamente como un nodo de la red actual de escenarios y agentes educativos múltiples y centrar su intervención en los aprendizajes que se visualizan como fundamentales en el nuevo contexto cultural. La situación actual reclama una escuela que no esté focalizada en la transmisión de saberes pero tampoco se diluya centrando su acción formativa exclusivamente en el uso y manejo de la tecnología y la alfabetización digital.
Es necesario que la escuela asegure la formación necesaria para participar eficazmente en las prácticas sociales y culturales mediadas por las tecnologías digitales, sin olvidar que en el marco de la cultura digital el desarrollo de las capacidades intelectuales constituye un objetivo educativo prioritario. Así pues las herramientas TIC tienen una gran potencialidad si los aprendizajes se vinculan al desarrollo del pensamiento y del trabajo colaborativo que representan aspectos clave y fundamentales para la educación escolar.