lunes, 7 de enero de 2013

¿Cómo activar un proceso de investigación? Plantear preguntas concretas y proponer hipótesis estimulantes

En el diseño de un trabajo de investigación hemos de considerar diversas posibilidades para activar su desarrollo. De forma directa o indirecta.

Podemos articular una situación problema vinculada a interrogantes y preguntas concretas que los alumnos y alumnas habitualmente se formulan.  O bien utilizar algún elemento externo que incentive su curiosidad por un aspecto concreto que proponemos nosotros investigar. 


Situaciones-problema de origen directo 

Representan necesidades informativas que surgen directamente del alumnado que se pueden activar normalmente a partir de preguntas ambiguas que contienen poca información (ejemplo: Qué pasa cuando nos morimos? o preguntas relevantes del entorno (ejemplo: ¿Puede haber en nuestra ciudad un terremoto como el de Haití?

Las formulaciones genéricas del tipo “¿Cómo es el Universo? O Quiero investigar sobre cómo vivían los hombres prehistóricos…” pueden ser difíciles de resolver en su globalidad y será conveniente reconducirlas. Es necesario rehuir este tipo de planteamientos y facilitar en substitución propuestas factibles que ayuden a reconducir el tema. En estos casos lo más recomendable es empezar activando los conocimientos previos y encadenar diversas preguntas hasta llegar a concreciones factibles.

Por ejemplo las preguntas a plantear pueden ser del tipo:
  • ¿Lo queréis saber todo?
  • ¿Es esto posible?
  • ¿Qué es lo que ya sabemos?
  • Pensad en los tres (o dos, o cuatro) aspectos que so interesen mas…
  • ¿Por cuál de ellos te gustaría empezar?

Situaciones-problema de origen indirecto

Representan necesidades informativas en base a aquello que el docente interpreta que puede ser relevante para el alumnado. Se puede activar una investigación a partir de:

  • Lectura de un documento (libro, revista, artículo de prensa…)
  • Visionado de una película, documental, programa de TV…
  • Escucha de un programa de radio, de un poscad…

Para ello es recomendable considerar las siguientes cuestiones:
  • La necesidad de información surge de un contexto o situación real y específica que puede despertar la curiosidad del alumnado e invita al análisis y la reflexión.
  • Hay una pregunta potente (de forma implícita o explícita) que hay que responder. 
  • Su resolución requiere únicamente de información abastable, disponible en fuentes de información con libros, revistas, enciclopedias, páginas web, etc. No podemos proponer a los alumnos que busquen información si antes no hemos comprobado su existencia.
  • El planteamiento facilita que el alumnos sea capaz de expresar porqué es importante, útil o interesante resolver la necesidad informativa.
  • La pregunta inicial se pude descomponer fácilmente en otras preguntas secundarias más concretas y puntuales.
Texto extraído de:
Blasco, Anna ; Durban, Glòria. La competència informacional: del currículum a l’aula. Barcelona: Publicacions de Rosa Sensat. Dossiers, 72.