La función socializadora caracteristica de la biblioteca ha ampliado su campo de acción con la incorporación de las herramientas de la web 2.0 y las redes sociales en el entorno digital.
Se precisa en este momento establecer las bases para fomentar la actividad de la comunidad lectora en ambos entornos, físico y virtual, en busca de un equilibrio entre tradición y nuevas tendencias.
El hecho de que sea la biblioteca la iniciadora de actividades que promuevan la presencia activa de la comunidad lectora del centro en un entorno virtual específico tiene un sentido natural, ya que tradicionalmente las estrategias para la promoción de la lectura han sido uno de sus objetivos prioritarios. En esta línea la necesaria creación de una plataforma virtual colaborativa y relacional para el fomento de la lectura y escritura desarrolla una doble función:
1. Socializadora (la biblioteca como agente socializador), que fomenta el sentido de comunidad y pone en valor la actividad de los participantes.
2. Formadora (la biblioteca como agente formador), que permite incidir educativamente en la formación y autonomía de lectores competentes digitalmente. Se trata de una acción que pretende consolidar prácticas lectoras en los alumnos más allá de un contexto escolar, dotándolos de las destrezas necesarias para la práctica social de la lectura en edad adulta.
En este sentido la biblioteca para potenciar la socialización lectora debería establecer canales de comunicación que facilitasen la interacción y generasen contextos propicios para la participación y compartición tanto desde su espacio físico como desde el entorno virtual.
Actualmente el diseño de estrategias para el fomento de la lectura debe considerar el mundo digital así como las prácticas lectoras que éste lleva asociadas. El hecho de disponer de un entorno virtual que facilita la interacción no es suficiente para generar la participación o el sentimiento de comunidad, se necesitan contextos específicos, intencionalidad en las actividades propuestas y una dinamización. La figura de la biblioteca como dinamizador de estos espacios colectivos es una nueva vía a desarrollar dentro de sus funciones de ámbito social.
Al mismo tiempo el liderazgo de esta tarea dinamizadora de entornos virtuales representa un factor de cohesión para la comunidad lectora. Todo esto implica un aprendizaje, una planificación y un acompañamiento desde las primeras prácticas fomentadas hasta la autonomía personal, pero también representa una oportunidad para crear hábitos lectores, ampliar el perfil lector de los miembros de la comunidad y familiarizarse con el circuito social del libro que ahora ya traslada a la red parte de su actividad.
La actividad de la comunidad lectora en el entorno virtual debe responder a unos parámetros y unas bases definidas por el centro educativo. Hay que crear un entorno digital que responda tanto a una función socializadora como formadora. La biblioteca puede ser la iniciadora de actividades que promuevan la presencia activa de la comunidad lectora en este entorno.
Los blogs, los foros digitales y las redes sociales configuran los nuevos entornos de socialización lectora en la red. La creación de perfiles en las redes sociales es fácil y su uso intuitivo, pero hay que tener unos objetivos claros o haber una reflexión previa sobre su uso. Por otra parte, hay que tener presente que lo que crea el sentimiento de comunidad lectora es la suma de todas las acciones y actividades que se llevan a cabo en el centro. Lo que aporta la incorporación de las redes sociales es la posibilidad de retroalimentarse, de crear sinergias, flujos de información, no únicamente de las lecturas (títulos recomendados), sino también de la experiencia lectora.
La situación actual es embrionaria ya que apenas se empieza a valorar el entorno digital como ámbito de trabajo de la biblioteca. Aún no hay suficientes experiencias y modelos creados de plataformas sociales lectoras en los centros educativos de secundaria para extraer conclusiones. Pero la observación de las iniciativas realizadas inicia un camino que invita a experimentar.
Al mismo tiempo el liderazgo de esta tarea dinamizadora de entornos virtuales representa un factor de cohesión para la comunidad lectora. Todo esto implica un aprendizaje, una planificación y un acompañamiento desde las primeras prácticas fomentadas hasta la autonomía personal, pero también representa una oportunidad para crear hábitos lectores, ampliar el perfil lector de los miembros de la comunidad y familiarizarse con el circuito social del libro que ahora ya traslada a la red parte de su actividad.
La actividad de la comunidad lectora en el entorno virtual debe responder a unos parámetros y unas bases definidas por el centro educativo. Hay que crear un entorno digital que responda tanto a una función socializadora como formadora. La biblioteca puede ser la iniciadora de actividades que promuevan la presencia activa de la comunidad lectora en este entorno.
Los blogs, los foros digitales y las redes sociales configuran los nuevos entornos de socialización lectora en la red. La creación de perfiles en las redes sociales es fácil y su uso intuitivo, pero hay que tener unos objetivos claros o haber una reflexión previa sobre su uso. Por otra parte, hay que tener presente que lo que crea el sentimiento de comunidad lectora es la suma de todas las acciones y actividades que se llevan a cabo en el centro. Lo que aporta la incorporación de las redes sociales es la posibilidad de retroalimentarse, de crear sinergias, flujos de información, no únicamente de las lecturas (títulos recomendados), sino también de la experiencia lectora.
La situación actual es embrionaria ya que apenas se empieza a valorar el entorno digital como ámbito de trabajo de la biblioteca. Aún no hay suficientes experiencias y modelos creados de plataformas sociales lectoras en los centros educativos de secundaria para extraer conclusiones. Pero la observación de las iniciativas realizadas inicia un camino que invita a experimentar.