miércoles, 20 de mayo de 2015

El equipo de biblioteca como núcleo motor y plataforma colaborativa puede implicar a profesores de diversas áreas en tareas y proyectos concretos

El concepto de biblioteca escolar como agente educativo requiere replantear el modelo actual de gestión y organización de su desarrollo en los centros.

El responsable de biblioteca es una figura capital para su sostenibilidad y permanencia pero no puede asegurar un modelo integrador de las tareas de la biblioteca en el organigrama escolar. Hay que hacer hincapié en la función del Equipo de biblioteca como núcleo motor y en su configuración como plataforma colaborativa para el trabajo docente.

Las acciones formativas, de apoyo curricular y de socialización que realiza la biblioteca conforman sus funciones y justifican su existencia, pero la realidad corrobora que estas tareas no pueden sostenerse con un modelo unipersonal ni desarrollarse exclusivamente bajo directrices bibliotecarias.

Hay que dotar a la biblioteca de una estructura organizativa que promueva el trabajo colaborativo y permita situar su trabajo en los órganos de coordinación docente. El Equipo de biblioteca representa una plataforma colaborativa que puede implicar a profesores de diversas áreas en tareas y proyectos concretos. Con esta concepción el Equipo de biblioteca podría articularse en el organigrama del centro no como un equipo de apoyo sino como un departamento didáctico pero de ámbito transversal y multidisciplinario.

Si las bibliotecas escolares pueden ser semilla de innovación educativa y contribuir en la mejora de la gestión de los procesos de aprendizaje, lo serán principalmente por las posibilidades que esta estructura de gestión colaborativa puede generar y promover dentro del centro facilitando cambios en la cultura de trabajo del profesorado.

El Equipo de biblioteca como todo departamento didáctico elaborará un Plan anual y unas Programaciones didácticas para responder a sus funciones y responsabilidades educativas: la dinamización de la lectura, la formación en competencias vinculadas a la gestión de la información y el conocimiento, la mediación en la gestión de contenidos y recursos, y la acción socializadora y compensadora dentro de la comunidad.

Con este modelo, el responsable de la biblioteca pasa a ser no sólo el responsable de un recurso educativo, sino el jefe de un departamento multidisciplinar que se se materializa como Equipo de biblioteca. De esta manera se promueve un trabajo integrado en la actividad escolar que permite aglutinar sinergias desde diferentes agentes educativos, estableciendo dinámicas de convergencia y cooperación en ámbitos curriculares compartidos.

La figura del responsable de biblioteca debe integrar dos facetas: la de jefe de departamento, entendida la biblioteca como agente educativo, y la de responsable de la biblioteca como centro de recursos. Hay que integrar las dos funciones -técnica y docente- en una única persona. La figura del responsable de biblioteca con consideración de especialista se puede consolidar si se crea en el centro educativo este nombramiento específico de coordinación docente con funciones y tareas definidas.