jueves, 3 de enero de 2013

¿Puede la biblioteca escolar ordenar los recursos disponibles en el entorno digital? Filtrar y redistribuir contenidos

En la sociedad red donde los recursos informativos circulan y fluyen continuamente, donde el término “documento” y sus derivados han “caducado”, la información crece de forma exponencial en un flujo constante. Dejamos pues de poder ordenar y aglutinar la información en capsulas cerradas.

Porque no podemos ordenar el mundo digital bajo los mismos parámetros del mundo físico o analógico y la biblioteca escolar ha de tomar nota de esta premisa. En la red, la información se derrama por todas partes a tiempo real, y puede ser localizada de diversas formas. Así pues toda voluntad de orden y permanencia en este entorno es una ilusión. 

En este sentido en referencia al acceso a los recursos digitales hay que centrar la acción de la biblioteca en la realización de tareas de filtro y redistribución de recursos pero focalizados en proyectos concretos y no de forma exhaustiva para realizar una colección digital permanente. Hay que considerar el criterio de relevancia como el elemento clave para poder llevar a cabo la función mediadora de la biblioteca.  Al mismo tiempo la biblioteca escolar puede intervenir en acciones formativas o de apoyo en la resolución de demandas referidas a estrategias de búsqueda y en la determinación de criterios de valoración y selección.

Porqué la acción de filtrado ya implica valoración y selección. Y la acción de distribución implica dispensar y repartir. Ahora en el entorno digital con la situación permanente de sobredosis informativa, más importante que disponer de recursos en sí, es facilitar su acceso de forma mediada.