domingo, 12 de mayo de 2019

Las bibliotecas escolares han pasado a ser una opción pedagógica que cada centro puede asumir o bien descartar

Este titular puede causar polémica. Pero es un baño de realismo. Terminando esta segunda década del siglo XXI, los cambios sociales y culturales son tan evidentes que no encuentro manera de visualizar un futuro viable para la biblioteca escolar que no pase por algunas renuncias.

Los retos para las bibliotecas escolares siguen sobre la mesa. Como sintetiza el  DOCUMENTO 4 RETOS PARA A BIBLIOTECA ESCOLAR 2020  elaborado en la jornada técnica de Santiago de Compostela. (23/03/2019). Mi preocupación nace del día a día en la escuela. Pienso que tendríamos que renunciar a algunas de estas cuestiones. 

Hay retos que son demandas y necesidades “de siempre”. Las funciones de la biblioteca escolar son las que son ¿A qué tendríamos qué renunciar? 

Hay muchos centros que siguen sin tener biblioteca y hay otros que sí que la tienen pero que plantean desvalijarla porque no saben qué hacer con ella. 

Considerar la biblioteca escolar como espacio educativo a la medida del proyecto de centro es clave. Como indica el Reto 2 del documento mencionado.  Es valorar las potencialidades de la biblioteca escolar desde dentro de la escuela. Considerando las necesidades concretas.

Pero aun así, pienso que tendríamos que  renunciar a determinadas funciones de la biblioteca escolar que provienen principalmente de las Directrices IFLA/UNESCO bibliotecarias, que la definen como pilar básico para la adquisición de hábitos lectores en niños y niñas, y jóvenes adolescentes.

¿No nos damos cuenta que quien debe garantizar esta cuestión es la escuela? La biblioteca escolar no es el objetivo, es solo un medio. La escuela es el pilar.

Resulta que incluso puede no importar que no esté, si la escuela garantiza de forma regular, no solo el aprendizaje de la lectura, sino también el gusto por  leer, el hábito y la afición.   

El contexto escolar ha de disponer de  un tiempo de lectura, estrategias de mediación lectora y libros en las aulas.  Y esto no siempre se garantiza. 

En el tratamiento de la lectura en la escuela es donde urge que la administración ponga todos los esfuerzos. Es imprescindible e irrenunciable. La formación del profesorado en esta cuestión es la prioridad. Si ello implica renunciar al impulso de determinadas funciones de la biblioteca escolar, yo renuncio.

Bajo mi opinión las bibliotecas escolares a partir de este momento (inicio de la tercera década del Siglo XXI) tendrían  que plantearse  como una opción pedagógica que los centros educativos pueden asumir o bien descartar

Ahora bien. ¿De qué depende esta voluntad? 

Mi experiencia en el día a día de la escuela  como responsable de la biblioteca, me ha llevado a mí y a todo el equipo, a reorganizar el sentido de la biblioteca en el centro. Renuncias y propuestas concretas sostenidas en aquello esencial. 

Nos hemos centrado en dos aspectos: la lectura pensada como EXPERIENCIA y la escuela pensada como COMUNIDAD EDUCATIVA.

Hemos llegado a la conclusión que disponer de una biblioteca en la escuela es esencialmente una cuestión vinculada  a LA PRACTICA DE LA LECTURA.  

La biblioteca escolar puede ser muchas cosas, pero esta función es irrenunciable para la escuela.  La biblioteca de mi centro ha conectado (e influido también), con el compromiso de la escuela para el fomento de la lectura y el desarrollo de la competencia lingüística en su vertiente interpretativa y valorativa. Hacer que la lectura en la escuela tenga un espacio y tratamiento privilegiado. Y hacerlo desde una visión de la lectura amplia que incluye diversidad de usos y funciones.

Me refiero a fomentar experiencias lectoras vinculadas a la lectura literaria pero también experiencias lectoras que generen el gusto de leer para aprender y conocer. 

La lectura como herramienta para disfrutar y emocionarse con la literatura, pero también para acceder a ideas y conocimientos.  LECTURA y ACCESO A LA INFORMACIÓN és una unidad. No son dos aspectos diferenciados de la biblioteca. 

La biblioteca puede ser:

1.     Un espacio central  que sea comunitario y versátil

-         Que permita a nivel organizativo diversificar espacios de aprendizaje.

-         Que  permita a nivel social el encuentro de alumnos de diversos niveles, la participación de las familias y la inclusión en la comunidad.

2.     Un núcleo referente para la lectura que sea generador de propuestas lectoras.

-        Que permita a nivel organizativo  poner al alcance de nuestros alumnos materiales diversos (en la biblioteca central o en bibliotecas de aula) para el tiempo de lectura en el aula pero también en horario no lectivo.

-        Que permita a nivel social  que la escuela pueda ser un contexto óptimo para la vivencia de experiencias lectoras compartidas.

Rebajar expectativas y concentrar todas las energías en lo esencial. Una biblioteca escolar facilita el desarrollo de todas aquellas acciones que quiere llevar a cabo una comunidad educativa en su compromiso con la lectura y la mejora de los aprendizajes.  Incitemos a las administraciones educativas a permitir esta posibilidad a los centros educativos que lo soliciten y que estén formándose en esta tarea.